lunes, 19 de abril de 2010

Aquel de vosotros que esté sin pecado, que le arroje la primera piedra

Estudiando Derecho Romano y la influencia que significó sobre éste el cristianismo. Reflexioné sobre ciertas razones que, a temprana edad, definieron mi agnosticismo o la no creencia en cualquier deidad creada en la tierra y su historia. Porque vivo en Chile, país mayoritariamente católico, aunque no tan practicante, la enseñanza de Jesús de Nazaret es la que más se ha difundido y, por lo tanto, la más aceptada como válida. Ahora profundizo y amplío mis ideas. Es este un momento especial porque desde que decidí en no creer en el dios católico, no pené más en el por qué y sí en los beneficios que, a mi juicio, me trajo eso. Pero eso ya es otro tema. Mi decisión la tomé en base a dos preguntas que me formulé y que tienen que ver con la validez del Cristianismo. Suponiendo que hay posibilidades de que Dios sí exista y, por lo tanto, no nos cerramos a cualquier tesis, me pregunto por qué la religión que nos enseñan es la correcta. Llevando esta pregunta a temas más comunes, pero no por eso menos importantes, me podría cuestionar si la enseñanza que recibió mi padre fue buena o no. Podríamos, en consenso suponer que sí lo fue o lo contrario, pera esa divergencia siempre se provoca si hay ojo crítico, estudio, revisión del pensamiento humano. Entonces, apartándose del dogmatismo podríamos cuestionarnos sobre cuál es la religión correcta o si alguna lo es. ¿Cuál es la razón de peso que nos hace pensar que el Cristianismo es válido por sobre, en ejemplo, el Budismo? Parece ser que la respuesta es que, así se nos enseñó, la familia nos enseñó. ¿Pero podemos estar seguros de que nuestros padres nos enseñan siempre lo correcto? A nuestros abuelos les enseñaron que la mujer no debía trabajar de manera remunerada y que debía dedicarse a la labor casera, pero ciertamente, por estos días esa enseñanza es obsoleta. Una segunda razón a la cual recurrir podrían ser los milagros que se le atribuyen a Jesús, los santos y miembros de la Iglesia, pero además del cuestionamiento a su validez, también podríamos agregarle que no es la única religión con atribuciones milagrosas, así también, los milagros ocurren para el hinduismo. Volvemos a la pregunta anterior. ¿Quién tiene la razón?

La segunda pregunta que me formulé provino del conocimiento que tuve sobre todas las atrocidades cometidas por la Iglesia católica, única representante de Dios en la tierra. En este tema podríamos enumerar miles de de actos aberrantes contra la humanidad, una de las más graves fue la Inquisición, pero al caso no viene nombrarlas todas. Un buen católico responderá que esos actos fueron cometidos por hombres, terrenales y no iluminados por la voluntad divina, que se apartaron de laque Dios y Jesús nos enseñaron. Por lo tanto, así creeremos que lo que ocurrió durante tantos siglos y sigue ocurriendo, fue una suerte de mala interpretación de “La Palabra”. Otra vez apelo al buen ojo, pero esta vez de la persona que sí está convencida de la existencia de Dios. ¿Cuál es la razón que usted tiene para poder asegurar que la interpretación actual de la Biblia, como única fuente formal del Cristianismo, es la correcta si ya no lo fue en años anteriores?

Los católicos modernos postulan que la Iglesia como institución y la creencia son entes separados y que lo único realmente válido es la enseñanza pura de Jesús plasmada en la Biblia o específicamente en el Nuevo Testamento. Ahora bien, yo creo que estas dos fuentes no pueden separarse ya que están unidas a tal extremo, que se retroalimentan. Es así, para ilustrarlo, que la Iglesia, quiérase o no, fue creada y creció según la interpretación correcta o incorrecta del “Santo Libro” y éste, al mismo tiempo, fue traducido y posteriormente interpretado, después modificado por la romana institución.

Entonces, si se cuestiona a la Iglesia, se cuestiona también su enseñanza y lo que todos creen, se cuestiona la Biblia y sus palabras, se cuestiona, además, la existencia de Dios. Este análisis lo hice con extremo cuidado de no herir moralidades. Jesús dijo: “Aquel de vosotros que esté sin pecado, que le arroje la primera piedra.” Así lo interpreto, muy libremente como, quien tenga la verdad, que la demuestre.