Generación Messenger

Por lo menos en Chile, el uso del Msn Messenger dentro de los jóvenes es altísimo. Es casi un ritual conectarse todos los días, para ver quién está conectado y hablar con los amigos, familiares y conocidos. Nuestra conexión con internet es pan de cada día y si un día no podemos conectarnos, el sufrimiento es agobiante, la sensación de estar incontactable es desesperanzadora. Vivimos con, para y por el Messenger. Es un factor importante en nuestras vidas. Por lo tanto podemos definir nuestra generación como la "Generación Messenger".
Existen otros fenómenos que han tenido tanta o más fuerza que el messenger en su momento, como Facebook o Fotolog, pero solo quedan en eso, un fenómeno. Messenger a sobrevivido a pesar de los años.
¿Qué hacemos con el Messenger? Su base es la de chatear con nuestros contactos. Entonces creamos una red de relaciones instantáneas y con varias personas al mismo tiempo. En teoría es mejor que relacionarse cara a cara con una persona solamente. Sus ventajas son innovadoras: si estás enfermo, por ejemplo, y quieres hablar con tu novia, no tienes cómo llamarla, prendes el computador y ahí estará nuestro amigo, dispuesto a conectarnos. No solo eso, podemos enviar archivos, mostrar fotos, declarar nuestro amor a alguien, si así lo queremos.
Sumando y restando, esta aplicación provocó un cambio profundo en el estilo de vida de la juventud. Una de las principales formas de conocer y relacionarse con sus pares, es a través de cables de fibra óptica. Relacionarse supone una gran cantidad de tiempo, en ese sentido, si de un día a otro, desaparece Messenger, muchos de nosotros quedaríamos con horas de tiempo libre. En algunos casos, llega a ser obsesivo y enfermizo, como por ejemplo estar pendiente de qué pone tal persona en su nick y de acuerdo a eso reaccionar.
Todo esto es parte de la revolución provocada por internet, nosotros la adaptamos a nuestras necesidades y el resultado es evidente. Con todos sus aspectos positivos y negativos es real y lo podemos ver todos los días en nuestros amigos y en nosotros. ¿Llegó para quedarse? ¿Somos realmente la Generación Messenger?