martes, 17 de noviembre de 2009

Comprimo mis dedos en el teclado que, oscuro y esperando, se plantea tosco ante mí.

Escribo usando mis extremos, rodeando el lápiz vanidoso de su tacaño tamaño, de su escuálido cuerpo, de su determinante poder. Lo uso y mantengo para anotar breves documentos que ignoro si serán conocidos.

Camino fatuo, pecho erguido y mirada insolente. Me creo el que no soy ni seré. Me creo Dios. Pienso.

Sueño mientras duermo. Mi cuerpo reposa sosegado. Mis ojos cerrados no intentan abrir.

La luna se acerca tímida, sonriéndome. Sus pecas la iluminan. La espero, su llegada me inquieta. Alzo mi mano para alcanzarla y cuando ya casi puedo tocarla me doy cuenta que es un vidrio. Miro a través y veo a un hombre escribiendo, seguramente una tontería en su computador.

1 comentario:

just the way the cookie crumbles dijo...

:') morí con lo delas pecas de la luna jaja (no es nada personal). Por qué te sale tan fluído y bello a la vez? dah, lo fluído casi siempre es así. Te odio sólo un poco porque escribes de esa manera.
Oye, esto me recuerda a un texto que leí una vez en leng (preu) igual era como crítica negativa, peoro hablaba de esto justamente, del nuevo oficio de los escritores era escribir sobre de cómo escriben :)
Aún así me gustó mucho ;)
cuídate (k)